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Cuando encontré a Harry en un universo paralelo

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En un mundo paralelo conocí a Harry y fuimos de viaje en coche. Nos contamos nuestra vida y al cabo del tiempo nos enamoramos. En un universo paralelo, porque en la vida real Harry pasa de Sally que es demasiado buena y graciosa. Que los Harry de ahora están locos por mujeres sacadas de pelis indie, que a lo mejor de indie lo único que tienen es un look estrafalario en plan “paso del qué dirán” pero que están pensados para que se las mire.

Pero a pesar de las muchas chicas indie, Sally está ahí y siempre estará ahí. Porque el amor es incompatible con el egoísmo. Como una Emma Morley de la vida, aguantando llamadas, cartas y penurias de un alocado Dexter que no para de meterse en líos, un chico pijo perdido en la vida, un chico que se cree que lo sabe todo, que es mejor que nadie y que sabe muy bien que todo eso es mentira, pero que a pesar de esa mentira, Emma sigue ahí. Emma y Sally podrían haber huido pero no lo hicieron para obtener una recompensa, eso claro, en el cine, en el mundo paralelo.

Porque en la vida real, Dexter no miró más de un segundo a Emma, no cómo ella quería que le mirase. Pero daba igual porque no la miraba, pero la escuchaba. Porque eso no era ese “amor” pero se le parecía y perder a alguien importante por una mera tontería no entra en la cabeza de Emma, ni en la de Sally y ya por poner ni en la mía.

Que habrán llorado mucho por Harry, pero anda que no han reído lo suyo también. En el mundo paralelo y en el real. Porque el amor se desvanece, se va haciendo más pequeñito día tras día, pero aquello no, porque aquí no existe el egoísmo, ni las tonterías.

Algunos ya se fueron y no han dejado ninguna señal, pero Harry estará ahí siempre porque no habrá nadie que conozca más a Sally que él y eso no lo cambia nada ni nadie. Y aunque a veces callen, se piensan. Y aunque a veces duela, otras no tanto.

Sally mientras se busca al cantante de Jazz de Emma, al menos en el mundo paralelo, porque en la vida real el cantante de Jazz no te dedica ni un verso y se cree que es él el protagonista del cuento. Pero los cuentos tienen finales felices y la vida real ni siquiera tiene un final. La vida sigue y Emma anda cada día un paso más, haciendo eso de seguir con su vida, olvidando ese amor imposible pero las cosas del fuero íntimo no la hacen descansar.